martes, 29 de abril de 2008

EL PAPA EN LA ONU

El Papa en la ONU - Derechos Humanos, Dignidad y Libertad3/4

domingo, 27 de abril de 2008

EL ASCETISMO



En el hombre actúa algo que no se encuentra en el animal, algo tan real y activo que hay que estar ciego para no verlo: el espíritu.
Por eso en el hombre las tendencias, impulsos e instintos se mueven y actúan de otro modo, hasta el punto de que no se puede comprender la vida humana partiendo de la del animal. El espíritu los sitúa en una peculiar libertad. Y en esa fragua se hacen más fuertes, más hondos, consiguen un mayor grado de realización, de plenitud. Pero, y esto es lo paradójico, es como si entonces perdieran sus referencias biológicas (a las que estaban unidos) y quedasen como desvinculados, sin regla, y su sentido inseguro… Y por eso necesitados.
Es entonces cuando debe actuar el espíritu dando a las tendencias, impulsos e instintos un nuevo sentido. Y al situarse el espíritu dentro de ellos, les origina una hondura, un carácter y una belleza nuevas. De este modo las tendencias quedan ennoblecidas al ponerse en relación con el mundo de los valores y de lo personal, al quedar introducidas en el –ámbito de la libertad, de la responsabilidad y de la superación. Pero, también ahora, surge el riesgo de la exageración, de la antinatuarildad.
Efectivamente, vemos como el espíritu sano puede ordenar los impulsos y darles forma llevándolos a un plano más elevado, perfeccionándolos como lo que son, como tendencias. Pero, igualmente, el espíritu echado a perder puede hacer lo mismo con las tendencias, pero esta vez deformándolas y desnaturalizándolas.
De aquí surge una necesidad (que no tiene el animal): la necesidad de mantener las tendencias en una ordenación libremente querida y de esforzarse por superar la propensión (tentación o posibilidad) a la desmesura o a la mala realización… Esto es precisamente el ascetismo.
No se trata pues de ir contra la vida de las tendencias como si fueran malas (no lo son; más aún son fuente de energía esencial para la vida humana). Lo que la ascesis pretende es más bien ponerlas en el orden adecuado. Un orden que está determinado por las circunstancias (la salud, el trabajo, la familia, etc.) y cada día se presentan nuevas exigencias de mantenerse en orden… Eso es ascetismo.
La palabra ascesis viene del griego askesis que significa ejercicio, entrenamiento… en la correcta ordenación de la vida. Y la pista de entrenamiento de la vida (por así llamarla) tiene su orden de prioridades: 1º los esfuerzos cotidianos (como los de la vida física, familiar, etc); 2º los propios del trabajo; 3º los esfuerzos de relaciones personales y 4º los de desarrollo espiritual. Pero nuestras fuerzas y nuestro tiempo son limitados por eso debemos darnos cuenta de a que tareas hemos de aplicarnos. Debemos elegir y cumplir la elección; esto cuesta sacrificio y esfuerzo… Esto es el ascetismo.
Además quien conoce la dejadez humana sabe que también debe imponerse superaciones voluntarias para que luego la voluntad pueda cumplir el deber inmediato; camino este de libertad porque nos hace señores de nuestros propios actos… Esto también es ascetismo.
Con las tendencias espirituales (el impulso a adquirir influencias, prestigio y poder; la tendencia a la sociedad y comunidad; la inclinación a la libertad y al conocimiento) ocurre lo mismo: son importantes como impulsos que sustentan la afirmación propia del hombre y su despliegue propio pero también poseen esa inclinación al exceso, a actuar de modo egolátrico destructivo o intranquilizador. Por ello también requieren una constante disciplina… Esto también es ascetismo.
Así, hemos de aprender a considerar el ascetismo: como elemento fundamental de toda vida bien vivida, en la amistad y el matrimonio, en el trabajo y el descanso. Haremos bien en ejercitarnos en ello a la hora de poner mesura en el impulso; a la hora de dejar lo menos importante, aunque sea atractivo, para hacer lo más importante; a la hora de dominarse a uno mismo para alcanzar más libertad espiritual; etc.
Cfr. Muchas de estas ideas están inspiradas en R. Guardini, “Ética para nuestro tiempo”.

LA HUMILDAD




«Es una cosa que ha ido empeorando en casa de día en día desde hace ya tiempo —se lamentaba con amargura una chica de diecisiete años. Antes, mi madre tenía más autoridad, pero ahora está como arrinconada y apenas le obedece nadie en nada de lo que dice. La casa se ha convertido en una especie de pensión donde la gente sólo aparece para comer, dormir y pedir dinero. Cada uno vive a su aire, es frecuente que lleguemos tarde a casa sin avisar, y es raro el día que no discutimos. Mis dos hermanos pequeños han perdido el respeto a mi madre. Le llevan siempre la contraria, y alguna vez, en medio de esos enfados, han llegado a insultarla. Me duele ver cómo la tratan, pero no me atrevo a decirles nada, porque la verdad es que tengo que reconocer que yo a veces también he actuado bastante mal y no estoy en condiciones de echarles en cara nada. Mi padre está siempre fuera, desde que cambió de trabajo, y cuando llega a casa no está para nada. Además, como tiene un genio fatal, mi madre prefiere no decirle nada de los disgustos que le damos, y hace bien, porque creo que sería casi peor. Ella sufre mucho y soporta todo con una paciencia y una humildad admirables.»
Tendría que servir este ejemplo como experiencia para plantear bien las cosas desde el principio, porque la actitud de esa madre ni es paciencia ni es humildad, como pensaba su hija. No puede ser virtud dejarse avasallar de esa manera. De entrada y siempre, hay que exigir que a uno le traten con respeto, y eso no es orgullo ni vanidad.
Hay veces en que a una persona le toca sufrir un drama (familiar, personal, profesional, etc.) muy doloroso, y a lo mejor casi lo único que puede hacer es soportarlo todo pacientemente. Pero lo normal es que todos tengamos que dejar las cosas claras todas las veces que haga falta hasta conseguir que se nos respete.
Quien insulta, sobre todo si es con frecuencia, se descalifica a sí mismo. Y quien lo soporta habitualmente con gesto de víctima puede ser admirable o heroico, pero a veces resulta que es, más bien, simplemente un poco tonto o un poco tonta. Hay que poner la energía precisa para defender los propios derechos, y esto es compatible con la humildad. Habrá que buscar una solución concreta a cada caso, pero raramente la postura ideal será soportarlo todo y callarse eternamente.








Se suele decir que contra soberbia humildad pero no siempre tenemos muy claro que es la humildad.
Son muchas las personas —explicaba con gracia C.S.Lewis— que piensan que humildad equivale a mujeres bonitas tratando de creer que son feas, o personas inteligentes tratando de creer que son tontas. Y como consecuencia de este malentendido se pasan la vida intentando creerse algo manifiestamente absurdo y, gracias a eso, jamás logran ganar en humildad. No debe confundirse la humildad con algo tan simple y ridículo como tener una mala opinión acerca de los propios talentos. La humildad nada tiene que ver con una absurda simulación de falta de cualidades.
Se trata de un error bastante extendido, a pesar de que durante siglos se han alzando contra él muchas voces sensatas que venían a recordar cómo la humildad no puede violentar la verdad, y que la sinceridad y la humildad son dos formas de designar una realidad única. La humildad no está en exaltarse ni en infravalorarse, sino que va unida a la verdad y a la naturalidad.
Quizá por eso, para aclarar conceptos, podemos empezar por dejar claro primero lo que no es humildad:
- No se logra la humildad humillando a los demás (así, suele conseguirse habitualmente lo contrario).
- Ni eludiendo los legítimos y sensatos elogios a las buenas acciones de los demás, con la excusa de evitar que se envanezcan.
- Tampoco conviene a la humildad la continua comparación con otras personas, puesto que a una persona no le viene la justa medida por su relación con otras, sino, ante todo, por lo que de natural debiera ser.
- Ni consiste tampoco en echarse encima toneladas de basura. Porque, además, esas personas autoculpistas no suelen creerse lo que dicen.
- Tampoco es humildad esa triste y victimista actitud de quien dice “es que soy así” y se abandona a sus propios defectos sin molestarse en luchar por mejorar. Eso puede ser comodonería o inconstancia, pero nunca humildad.
- Por último, tampoco se trata de soportarlo todo.
Ya siento que haya sido un poco negativo (lo que no es) este post pero era una pequeña aclaración, que me parecía necesaria para seguir adelante.

EMPATÍA



“Cuando tenía veinticinco años fui a EE.UU para participar en una conferencia científica, y aproveché para visitar a mi abuela materna que tenía entonces ochenta años y que acostumbraba pasar el invierno en un hotel de Florida (…) Mi abuela estaba enojada conmigo ya que la relación con mi novia de entonces, Gabriella, hacía poco que se había terminado y mi abuela se había hecho ilusiones con tener biznietos. Varias veces me dijo que debería “hacer las paces con Gabriella”.
Un día se llevó la cámara a la piscina para hacerme una foto. Según su deseo me levanté y después me empezó a dirigir: “Da un paso hacia delante, no, mejor dicho, vuelve a donde estabas, no, no tan lejos, ponte al lado de aquella mesa”. Mientras tanto, se acercaban cada vez más gente a nuestro alrededor, que nos miraban mientras iba de un lado para otro. Una y otra vez la abuela aprovechaba para explicar al grupo, cada vez más grande, que este era ni más ni menos que su nieto de Suecia. Yo estaba cada vez más a disgusto en mi posición de víctima, pero intentaba poner buena cara. Finalmente la abuela bajó la cámara, sin haber hecho ninguna foto, y dijo con una sonrisa: “Stefan, tienes la cara triste ¿Sabes por qué? Porque echas de menos a Gabriella”.
La empatía es la capacidad de meterse en los pensamientos de otra persona. Incluso la abuela de Stefan tiene esta capacidad, aunque en esta ocasión estaba cegada por su deseo de tener pronto biznietos. Hemos de esforzarnos por empatizar en el trato con los demás y mirándoles a la cara, hacernos preguntas del estilo: ¿Cómo piensa? ¿Cómo quisiera que yo reaccionara? ¿Cómo se encuentra? ¿Qué le importa más ahora mismo? ¿Por qué ha dicho ésto? E intentar hacer pequeñas comprobaciones para ver si hemos acertado. Con el tiempo podemos adquirir gran maestría e intuir con rapidez como se encuentran los que conviven con nosotros.

jueves, 24 de abril de 2008

EJEMPLARIDAD



Ejemplaridad

Es una gran responsabilidad que tenemos a lo largo de la vida: ser un modelo para los demás. Porque la gente no suele hacer las cosas porque le digamos que las hagan sino que lo habitual es que hagan las cosas de esa manera porque han visto a otros actuar de esa forma.En nuestro entorno, es muy probable, que haya personas que nos admiran y quieren imitarnos. Un buen ejemplo en la familia, en el trabajo o entre los amigos, puede provocar un gran cambio en nuestro entorno.
El escritor Malcolm Gladwell en su libro “El detonante” debate el modo en que tienen lugar los cambios en la sociedad humana. Su conclusión es que los cambios de comportamiento a menudo ocurren porque ciertas personas clave en un momento empiezan a actuar de una manera especial y este cambio se reproduce en toda la sociedad como una forma de epidemia. Lo extraordinario de esta reflexión es que una sola persona podría cambiar el mundo.Según un conocido mio el mundo se divide en dos grandes grupos: los que dan bolígrafos y los que cogen bolígrafos. Los que dan bolígrafos son los que siempre dicen que les desaparecen y no saben donde lo han puesto y los que cogen bolígrafos son los que tienen el escritorio lleno de bolígrafos y dicen que la gente, por motivos desconocidos, los “olvida allí”. Fuera bromas, podemos decir que el mundo se compone de los que dan alegría, ejemplo, energía, etc. y de los que la reciben. Los que la reciben no parece que se fortalezcan y los que la dan tampoco parece que se debiliten. ¿En qué bando estamos? Nosotros vemos a los demás y los demás nos ven. Imitamos a los demás y los demás nos imitan. Influimos en la vida de mucha gente y mucha gente nos influye a nosotros… ¿Cuál es tu saldo positivo? ¿Qué aspecto predomina en tu vida?

viernes, 18 de abril de 2008

EL RESPETO



El Respeto

¿Qué es el Respeto? Existe un sentimiento de temor que a la vez manifiesta honor; existe un estilo de honor traspasado de amor. Una forma de temor que guarda distancia, que se prohíbe así mismo entrar demasiado. Quizás tenga su origen en el presentimiento de la grandeza de lo sagrado y en el anhelo de participar de esa grandeza junto con la preocupación de ser indigno de ella.
Respeto es cuando renuncio a tomar posesión y usar para mi provecho algo que solo así, en ese espacio espiritual del respeto, puede subsistir libremente y resplandecer.
Cuando el Respeto aparece en lo cotidiano, entonces se llama Atención, Cuidado. Así, por ejemplo, cuando tomamos en serio a alguien, cuando cuidamos lo que le es íntimo, lo que pertenece a su mundo privado… Y al revés, cuando se deshace una amistad o cuando se hace áspero el trato matrimonial, deberíamos preguntarnos si no hemos dejado de ser atentos, si en algún momento en el trato ha faltado el cuidado y el respeto necesarios, si nos ha faltado la Cortesía: esa expresión de atención que consigue hacer convivir a los seres humanos sin herirse mutuamente, más aún que alcanza del convivir plenitud y agrado.
¿Qué diferencia la Atención, el Cuidado y la Cortesía del Respeto? Las primeras son necesarias en todo lo humano; el Respeto se despierta ante lo Grande. Y ¿qué es lo Grande? Lo Grande aquí, no es lo cuantioso ni lo inmenso, lo Grande aquí es la fuerza de exigencia con uno mismo y el estar dispuesto a ponernos en juego por algo importante. Es amplitud de campo de visión y valentía de la decisión. Es aquello capaz de despertar el sentimiento de la magnanimidad en el espíritu.
Quien se encuentra con la grandeza lo tiene difícil porque se puede desanimar, bloquear. Pues ante la grandeza de otro me siento yo pequeño ¿Qué hacer? Solo existe una defensa: el Amor.
Efectivamente, ante las grandes superioridades el Respeto afirma: “él es grande, no yo…, pero es bueno que exista esa grandeza”. Solo este Amor puede hacer desaparecer la envidia y crear entonces el espacio espiritual propio del Respeto. Porque frente a la grandeza del otro, sino se la deja valer respetuosamente, surge el rencor que trata de hacerla pequeña.
Encontrar la gran realización donde quiera que esté, abrirse a ella y reconocer: “es bueno que alguien haya podido hacer esto“, esta actitud, nos descubre la situación cultural de una persona, su categoría espiritual aparece al observar cómo siente y con qué libre gozo responde ante la gran personalidad y la obra elevada.
Pero hay más. El Respeto ante lo Grande es un sentimiento natural, pero también lo es el Respeto ante lo inerme, el débil, el que sufre, el inexperto, el oprimido. La necesidad y el dolor humano ¡cuánto Respeto merecen! Recuerdo que de pequeños nos decían: “no te burles ante el mal ajeno, no sea que te pase a ti lo mismo”
Hay algo más. Parece como si todo respeto desembocara en el Respeto ante lo Sagrado. Lo percibimos cuando entramos en la iglesia; quizás por eso se construyen tan altas y tan espaciosas como invitándonos a entrar. Y entramos despacio y hablamos bajito… Una pregunta: ¿por qué a veces lo sagrado lleva a algunos a la rebelión, a la burla, a la irreverencia e incluso al insulto? Ninguno esta exento de este sentimiento, quizás forma parte de nosotros desde la rebelión original.
Benedicto XVI nos ha mostrado que el acto básico del Respeto ante lo sagrado es: la Adoración. Hay un gesto que expresa este acto: la Inclinación. ¿Por qué se da tan pocas veces este acto de Adoración? Si, hacemos peticiones, agradecimientos, también alabanzas, pero casi nunca Adoración. Y esto es esencial, porque adorar significa decir: “Tu existes y yo estoy ante Ti. Tú eres quien existe por esencia, el Creador, y yo soy tu criatura. Tu eres el Santo y yo en cambio no”.

POR LA FAMILIA


¿Quiénes somos?
El Foro Español de la Familia (FEF) es una confederación de asociaciones familiares de carácter civil, ámbito nacional y vocación internacional.
El F.e.F. nace el 23 de Julio de 1999 en Santiago de Compostela cuando varios centenares de representantes de diversas entidades - con objeto de cubrir en España la carencia de una plataforma familiar tal y como existen en otros países europeos- firmaron un DOCUMENTO MARCO para su Constitución como un FORO civil, no confesional, que aglutinara al mayor número posible de Organizaciones de familia.
Lo constituyen en la actualidad más de 5.000 asociaciones, agrupadas en 117 federaciones, 19 confederaciones y otras entidades que en total representan, estimativamente, a más de 4 millones de familias. Entre las Entidades más significativas están:
Asociación Católica de Propagandistas (ACdP)
Asociación Española de Profesores de Planificación Familiar Natural (RENAFER)
Asociación para la Renovación y Cultural y Pedagógica (ARCYP)
Asociación Universitaria NASCITURUS
Aula Familiar
Asociación de Telespectadores y Radioyentes (ATR)
Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA)
Cooperación Social
Desarrollo Integral de la Familia
Evangelium Vitae
Federació d´Associacions de Pares d´Escoles Lliures (FAPEL)
Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Centros de Enseñanza (FAPACE)
Federación de APAS de los Colegios de Fomento (FAPACE)
Federación de Asociaciones de Antiguos Alumnos de los Colegios de Fomento
Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Centros de Enseñanza Libre (FAPACEL)
Federación de Escuelas Familiares Agrarias de Andalucia
Federación Española de Asociaciones Pro-Vida (FEAPV)
Federación Española de Familias Numerosas (FEFN)
Federación Ibérica de Asocs. de Telespectadores y Radioyentes (FIATYR)
Fundación Hogar y Familia
Fundación Vida
Grup d'Entitats Catalanas de la Família (GEC)
HazteOir.org
Hogares de Santa Maria
Institución Familiar
Instituto de Estudios Familiares (IDEFA)
Instituto de Iniciativas de Orientacion Familiar (IIOF)
Instituto de Politica Familiar (IPF)
Plataforma Civica en Defensa y Promoción de la Familia
Plataforma Familiar de la Comunidad Valenciana
Plataforma de la Familia (PROFAM)
Unidos por la Vida
Unión Familiar Española (UFE)
Profesionales por la Ética (PPE)
Proyecto Mujer, Familia y Trabajo
SOS Familia