martes, 30 de diciembre de 2008

AMISTAD Y MATRIMONIO; TRABAJO Y DESCANSO




“Pensemos en una amistad. Se han conocido dos personas y se han agradado. Han descubierto comunidades de opinión y de gusto, la simpatía se ha desarrollado y cada uno confía en el otro. Piensan que su vínculo es seguro y viven sin más preocupación. Pero, como es obvio, existen entre ellos diferencias que poco a poco van cobrando vigencia. Surgen malentendidos, enojos, tensiones. Pero ninguno de ellos busca la base donde residen realmente, esto es, en la propia seguridad de sí mismos y en la propia dejadez, y al cabo de poco empiezan a ponerse nerviosos mutuamente. Desaparece la tranquila confianza y poco apoco se deshace todo.
Para que dure una amistad debe haber una vigilancia sobre ella.; algo que la resguarde. Cada cual debe dar lugar al otro para que sea precisamente el que es; cada cual debe hacerse consciente de sus propias faltas y ver las del otro con ojos de amistad. Quererlo, y también lograrlo contra la suspicacia, la pereza, la estrechez de la propia naturaleza, es también ascetismo.
Pensemos en el matrimonio. “¿Por qué tantos matrimonios se vuelven mudos y vacíos? Porque en cada uno de los dos domina la idea básica de que se trata de la felicidad, o sea, piensan que cada uno de los dos se puede satisfacer consumiendo simplemente su propia vida.
En realidad, el auténtico matrimonio es estar unidos en la existencia; es ayuda y fidelidad. Matrimonio significa “que el uno lleve las cargas del otro”, como dice san Pablo (Gal 6,2). Así que sobre él debe velar una responsabilidad nacida del espíritu. Una vez y otra debe el uno aceptar al otro como es; debe renunciar a lo que no puede ser. Debe prescindir de las embusteras imágenes de cine que destruyen la realidad del matrimonio y saber que tras el encuentro mutuo del primer amor es cuando empieza la tarea verdadera. Que el auténtico matrimonio, pues, solo puede existir por autodisciplina y superación. Entonces se hace auténtico, capaz de generar vida y entregar vida al mundo”.
Pensemos en el mundo del trabajo. “Alguien emprende una empresa, empieza un trabajo, algo que sea propio de su profesión. Supongamos el mejor caso, esto es, que esté en su auténtica vocación, que pueda hacer aquello para lo que está dotado, y que lo haga a gusto. Ante todo, tiene gozo por la cosa y pone en juego todas sus fuerzas.
Quizá ya sería necesario que alguien le dijera que ha de mantenerse en la medida de lo posible sin exagerar nada. Y ocurre que, al cabo de poco tiempo se hunde la tensión, y tanto más rápidamente cuanto más violenta fue la puesta en marcha, pero las tareas continúan. ¿Qué será de ellas, si sólo “el gozo de vivir”, el gusto del trabajo, la alegría del éxito, es lo que las sostiene? Entonces se empieza por tener indiferencia, pronto repugnancia y finalmente todo se deshace.
Ninguna obra prospera si no hay por encima de ella una responsabilidad a partir de la cual el hombre hace su trabajo con fidelidad y autosuperación”.
Pensemos en el descanso. “Quien va mucho al cine pierde el buen gusto a ese gran espectáculo: ya no lo comprende. Entonces debe preguntarse qué quiere y elegir, dejar a un lado la excitación superficial de la película para tener la capacidad de percibir lo más valioso, o para recobrarla quizá, o quedarse con aquella y convencerse a sí mismo de que es el arte apropiado para la época; que necesita relajarse; que por la tarde, después de la fatiga del día, no se puede hacer ya el esfuerzo que requiere el teatro, y así sucesivamente… Quien constantemente está con gente y habla y discute, pierde la capacidad de estar consigo mismo y , con ello, todo lo que sólo ahí se manifiesta. Una vez más se trata de elegir. Y costará alguna superación dominar la inquietud que nos arrastra hacia fuera.
En esta vida, que solo dura unos pocos años tan veloces, el hombre que quiera extraer lo preciso que pueda contener ha de saber que se trata sólo de que renuncie a lo menor para poder tener lo mayor”

LA HUMILDAD




«Es una cosa que ha ido empeorando en casa de día en día desde hace ya tiempo —se lamentaba con amargura una chica de diecisiete años. Antes, mi madre tenía más autoridad, pero ahora está como arrinconada y apenas le obedece nadie en nada de lo que dice. La casa se ha convertido en una especie de pensión donde la gente sólo aparece para comer, dormir y pedir dinero. Cada uno vive a su aire, es frecuente que lleguemos tarde a casa sin avisar, y es raro el día que no discutimos. Mis dos hermanos pequeños han perdido el respeto a mi madre. Le llevan siempre la contraria, y alguna vez, en medio de esos enfados, han llegado a insultarla. Me duele ver cómo la tratan, pero no me atrevo a decirles nada, porque la verdad es que tengo que reconocer que yo a veces también he actuado bastante mal y no estoy en condiciones de echarles en cara nada. Mi padre está siempre fuera, desde que cambió de trabajo, y cuando llega a casa no está para nada. Además, como tiene un genio fatal, mi madre prefiere no decirle nada de los disgustos que le damos, y hace bien, porque creo que sería casi peor. Ella sufre mucho y soporta todo con una paciencia y una humildad admirables.»
Tendría que servir este ejemplo como experiencia para plantear bien las cosas desde el principio, porque la actitud de esa madre ni es paciencia ni es humildad, como pensaba su hija. No puede ser virtud dejarse avasallar de esa manera. De entrada y siempre, hay que exigir que a uno le traten con respeto, y eso no es orgullo ni vanidad.
Hay veces en que a una persona le toca sufrir un drama (familiar, personal, profesional, etc.) muy doloroso, y a lo mejor casi lo único que puede hacer es soportarlo todo pacientemente. Pero lo normal es que todos tengamos que dejar las cosas claras todas las veces que haga falta hasta conseguir que se nos respete.
Quien insulta, sobre todo si es con frecuencia, se descalifica a sí mismo. Y quien lo soporta habitualmente con gesto de víctima puede ser admirable o heroico, pero a veces resulta que es, más bien, simplemente un poco tonto o un poco tonta. Hay que poner la energía precisa para defender los propios derechos, y esto es compatible con la humildad. Habrá que buscar una solución concreta a cada caso, pero raramente la postura ideal será soportarlo todo y callarse eternamente.





Se suele decir que contra soberbia humildad pero no siempre tenemos muy claro que es la humildad.
Son muchas las personas —explicaba con gracia C.S.Lewis— que piensan que humildad equivale a mujeres bonitas tratando de creer que son feas, o personas inteligentes tratando de creer que son tontas. Y como consecuencia de este malentendido se pasan la vida intentando creerse algo manifiestamente absurdo y, gracias a eso, jamás logran ganar en humildad. No debe confundirse la humildad con algo tan simple y ridículo como tener una mala opinión acerca de los propios talentos. La humildad nada tiene que ver con una absurda simulación de falta de cualidades.
Se trata de un error bastante extendido, a pesar de que durante siglos se han alzando contra él muchas voces sensatas que venían a recordar cómo la humildad no puede violentar la verdad, y que la sinceridad y la humildad son dos formas de designar una realidad única. La humildad no está en exaltarse ni en infravalorarse, sino que va unida a la verdad y a la naturalidad.
Quizá por eso, para aclarar conceptos, podemos empezar por dejar claro primero lo que no es humildad:
- No se logra la humildad humillando a los demás (así, suele conseguirse habitualmente lo contrario).
- Ni eludiendo los legítimos y sensatos elogios a las buenas acciones de los demás, con la excusa de evitar que se envanezcan.
- Tampoco conviene a la humildad la continua comparación con otras personas, puesto que a una persona no le viene la justa medida por su relación con otras, sino, ante todo, por lo que de natural debiera ser.
- Ni consiste tampoco en echarse encima toneladas de basura. Porque, además, esas personas autoculpistas no suelen creerse lo que dicen.
- Tampoco es humildad esa triste y victimista actitud de quien dice “es que soy así” y se abandona a sus propios defectos sin molestarse en luchar por mejorar. Eso puede ser comodonería o inconstancia, pero nunca humildad.
- Por último, tampoco se trata de soportarlo todo.

ASCETISMO



En el hombre actúa algo que no se encuentra en el animal, algo tan real y activo que hay que estar ciego para no verlo: el espíritu.
Por eso en el hombre las tendencias, impulsos e instintos se mueven y actúan de otro modo, hasta el punto de que no se puede comprender la vida humana partiendo de la del animal. El espíritu los sitúa en una peculiar libertad. Y en esa fragua se hacen más fuertes, más hondos, consiguen un mayor grado de realización, de plenitud. Pero, y esto es lo paradójico, es como si entonces perdieran sus referencias biológicas (a las que estaban unidos) y quedasen como desvinculados, sin regla, y su sentido inseguro… Y por eso necesitados.
Es entonces cuando debe actuar el espíritu dando a las tendencias, impulsos e instintos un nuevo sentido. Y al situarse el espíritu dentro de ellos, les origina una hondura, un carácter y una belleza nuevas. De este modo las tendencias quedan ennoblecidas al ponerse en relación con el mundo de los valores y de lo personal, al quedar introducidas en el –ámbito de la libertad, de la responsabilidad y de la superación. Pero, también ahora, surge el riesgo de la exageración, de la antinatuarildad.
Efectivamente, vemos como el espíritu sano puede ordenar los impulsos y darles forma llevándolos a un plano más elevado, perfeccionándolos como lo que son, como tendencias. Pero, igualmente, el espíritu echado a perder puede hacer lo mismo con las tendencias, pero esta vez deformándolas y desnaturalizándolas.
De aquí surge una necesidad (que no tiene el animal): la necesidad de mantener las tendencias en una ordenación libremente querida y de esforzarse por superar la propensión (tentación o posibilidad) a la desmesura o a la mala realización… Esto es precisamente el ascetismo.
No se trata pues de ir contra la vida de las tendencias como si fueran malas (no lo son; más aún son fuente de energía esencial para la vida humana). Lo que la ascesis pretende es más bien ponerlas en el orden adecuado. Un orden que está determinado por las circunstancias (la salud, el trabajo, la familia, etc.) y cada día se presentan nuevas exigencias de mantenerse en orden… Eso es ascetismo.
La palabra ascesis viene del griego askesis que significa ejercicio, entrenamiento… en la correcta ordenación de la vida. Y la pista de entrenamiento de la vida (por así llamarla) tiene su orden de prioridades: 1º los esfuerzos cotidianos (como los de la vida física, familiar, etc); 2º los propios del trabajo; 3º los esfuerzos de relaciones personales y 4º los de desarrollo espiritual. Pero nuestras fuerzas y nuestro tiempo son limitados por eso debemos darnos cuenta de a que tareas hemos de aplicarnos. Debemos elegir y cumplir la elección; esto cuesta sacrificio y esfuerzo… Esto es el ascetismo.
Además quien conoce la dejadez humana sabe que también debe imponerse superaciones voluntarias para que luego la voluntad pueda cumplir el deber inmediato; camino este de libertad porque nos hace señores de nuestros propios actos… Esto también es ascetismo.
Con las tendencias espirituales (el impulso a adquirir influencias, prestigio y poder; la tendencia a la sociedad y comunidad; la inclinación a la libertad y al conocimiento) ocurre lo mismo: son importantes como impulsos que sustentan la afirmación propia del hombre y su despliegue propio pero también poseen esa inclinación al exceso, a actuar de modo egolátrico destructivo o intranquilizador. Por ello también requieren una constante disciplina… Esto también es ascetismo.
Así, hemos de aprender a considerar el ascetismo: como elemento fundamental de toda vida bien vivida, en la amistad y el matrimonio, en el trabajo y el descanso. Haremos bien en ejercitarnos en ello a la hora de poner mesura en el impulso; a la hora de dejar lo menos importante, aunque sea atractivo, para hacer lo más importante; a la hora de dominarse a uno mismo para alcanzar más libertad espiritual, etc.

LA BONDAD



No resulta fácil determinar qué es la bondad. Vamos a intentarlo: un hombre bondadoso es uno que tiene buena intención respecto a la vida. Pero, ¿se puede tener mala intención respecto a la vida? ¿Qué queremos decir con la expresión: “respecto a la vida”? Veamos.
Imaginemos un hombre dominante respecto a los demás; aunque dice que quiere lo mejor para los demás pronto advertimos que en realidad trata de dominarles. Decimos que quien es así no tiene buena intención respecto a la vida, porque la ahoga con el apretón del afán de dominar. ¡Cuántas tragedias humanas proceden de este querer someter a los demás!… La Bondad, por el contrario, tiene la capacidad de respetar el espacio que requiere la vida, más aún, tiene la fuerza de generarla, de facilitarle su desarrollo y ayudarla a que logre su plenitud… Ser Bueno es tener respeto, dejar valer, ayudar a crecer cualquier realidad viva. Su primer juicio no es desconfiar ni criticar.
Imaginemos un hombre que alberga en su interior rencor a la vida porque piensa que la vida ha sido injusta con él, que sus expectativas han sido defraudadas, que sus pretensiones han quedado insatisfechas. Supongamos que todo es verdad. Pero este hombre, en vez de tratar de disfrutar lo mejor que pueda de lo que aún le queda, vemos que no es capaz de superar este resentimiento de agravio y se venga (“todos son así” dice, porque uno ha sido así; “no hay justicia” porque en su caso no la ha encontrado)… La Bondad renuncia a la venganza porque es generosa, porque tiene confianza y deja a la vida volver a empezar siempre… Ser Bueno es ser fuerte. La vida está llena de dolor, pero si uno es bueno, ese dolor cuando llega pese a todo le fortalece. La vida quiere ser comprendida pero esto cansa y requiere ayuda; pero solo puede ayudar realmente quien comprende precisamente ese dolor y encuentra las palabras para suavizarlo… Ser Bueno es ser paciente. El dolor vuelve una y otra vez queriendo ser comprendido (cuantas veces nos resulta insoportable esas faltas del prójimo que ya conocemos de memoria). Una y otra vez la Bondad debe ofrecerse y aplicarse pacientemente.
Imaginemos un

hay seguridad, hay cobijo, hay calor y donde no está por mucha ciencia que haya, y política, y bienestar, etc., en el fondo todo sigue frío



La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean.
En ocasiones el concepto de bondad es confundido con el de debilidad. A nadie le gusta ser "el buenito" de la oficina, de quien todo el mundo se aprovecha. Bondad es exactamente lo contrario, es la fortaleza que tiene quien sabe controlar su carácter, sus pasiones y sus arranques para convertirlos en mansedumbre.
La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado. Este valor, por consiguiente, desarrolla en cada persona la disposición para agradar y complacer en justa medida a todas las personas y en todo momento.
¿En qué momentos nos alejamos de una actitud bondadosa? Es muy sencillo apreciarlo en las actitudes agresivas que se adoptan con los malos modales y la manera de hablar, a veces con palabras altisonantes, con la razón de nuestra parte o sin ella; la indiferencia que manifestamos ante las preocupaciones o inquietudes que tienen los demás, juzgándolas de poca importancia o como producto de la falta de entendimiento y habilidad para resolver problemas. ¡Qué equivocados estamos al considerarnos superiores! Al hacerlo, nos convertimos en seres realmente incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.
Equivocadamente, nuestro ego puede regocijarse cuando alguien comete un error a pesar de las advertencias, casi saboreando aquellas palabras de: "no quiero decir te lo dije, pero... te lo dije", y nos empeñamos en poner "el dedo en la llaga", insistiendo en demostrar lo sabios que son nuestros consejos; seguramente todo esto sale sobrando, pues la persona ya tiene suficiente con haber reconocido su error y quizá en ese momento esta afrontando las consecuencias.
La bondad no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que han puesto a la persona en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación y en procurar el encontrar los medios para que no ocurra nuevamente. La bondad tiene tendencia a ver lo bueno de los demás, no por haberlo comprobado, sino porque evita enjuiciar las actitudes de los demás bajo su punto de vista, además de ser capaz de "sentir" de alguna manera lo que otros sienten, haciéndose solidario al ofrecer soluciones .

LA GRATITUD



Cuando hablamos de gratitud, tendemos a imaginar un individuo, educado y de buenos modales que da las gracias cuando le abren la puerta o le ceden espacio en las aceras. Y sí, eso también es una muestra de agradecimiento.Pero la gratitud es un estado o actitud prolongada, de ánimo, que nos permite acomodarnos en situaciones diversas convirtiéndolas en gratas, aunque posiblemente pudieran serlo mucho mas.
La gratitud es una sonrisa interior de conformidad (que no significa sometimiento) ante las situaciones y los avatares de la vida. La gratitud permite tomar una distancia suficiente para observar el día a día y las cosas tanto agradables como desagradables, con una actitud de mejora y con el impulso necesario para sacarles provecho. Incluso de las peores cosas.Gratitud es el camino mas corto hacia el contento. La gratitud hace inventario de los dones y desdichas que la vida nos presenta y lo convierte todo en activo.La gratitud se expresa en el agradecimiento. Aquel que tiene el don (virtud) de la gratitud, sabe el valor y la necesidad de expresarla. Es como el que imagina un cuento nuevo, que inmediatamente siente la necesidad de contarlo a sus hijos y amigos.Aprender a expresar la gratitud, hacia la vida, hacia los demás, hacia Dios -si quieres- hacia uno mismo, hacia nuestro propio cuerpo es muy importante. Y cultivar el agradecimiento de algún modo mejorado o especial, puede llegar a ser un arte en sí mismo, al igual que expresar sentimientos con la poesía también lo es.
Precisamente hoy, no te irritesPrecisamente hoy, no te preocupesHonra a tus padres, maestros y ancestrosGánate el pan honestamenteDemuestra gratitud hacia todo ser vivo.

LA FLEXIBILIDAD



“Tres semanas después de que naciera nuestro segundo hijo -cuenta Stefan Einhorn-, mi mujer y yo decidimos ir al cine. Mis padres cuidarían del mayor y nos llevamos al pequeño a la ciudad para ver “Despertares”, con Rober de Niro y Robin Williams.
Entramos en el vestíbulo y fui a la taquilla a sacar dos entradas. La taquillera miró a nuestro hijo, que iba sentado en una especie de mochila sobre el estómago de su madre, y dijo: “No pueden entrar al cine con el niño”. Le contesté que era un crío muy tranquilo y le prometí que saldríamos si, en contra de lo esperado, se ponía a llorar. Me miró sorprendida y contestó: “No es por eso, es que la película no es apta para menores”… Cuando por fin salí de mi asombro, pensé que aquello era una ocasión extraordinaria para usar mi autoridad de médico. De manera que me estiré y dije con voz imperiosa: “El caso es que soy médico y sé que un niño de tres semanas no puede fijar la mirada. No puede ver nada de lo que pase en la pantalla”. Me miró amablemente y dijo: “¡Pero puede oír!”. Después de reflexionar ante aquel hecho unos instantes no pude dejar de contestar: “Estoy orgulloso del concepto tan alto de la inteligencia que tiene mi hijo de tres semanas, pero ¿realmente cree que ya ha aprendido inglés?”. No entramos.”
Que importante es no sacar las cosas de quicio; se trata en el fondo de no perder el sentido común. Esto es lo que puede pasar si no somos flexibles, si hacemos de los criterio o normas, una especie cuadricula rígida, que termina por esterilizarlo todo. A veces las normas, las reglas y las leyes no son suficientes, y debemos poner además algo de esfuerzo y reflexión por nuestra parte para actuar con la prudencia debida. Todas las virtudes están relacionadas entre sí. No existe ninguna virtud aislada de las demás. Seguramente nos ha llamado la atención que la naturaleza no conozca ningún elemento “puro” e independiente de otros, sino que más bien tiene siempre armónicos superiores e inferiores, es decir que siempre hay acordes.
De todas formas, siempre nos quedará un recurso: el buen humor. Solo la mirada buena es capaz de ver lo peculiar, lo cómico que tienen todo lo humano. El humor surge cuando de repente advertimos lo chocante, la rareza, lo peculiar de aquello y entonces se ríe (a veces solo por dentro). Pero en la medida en que tras la risa vuelve la seriedad, la bondad resulta entonces más fácil, más amable.


Ni que decir tiene que el ejemplo de aquel junco flexible azotado por el viento, resistente en contraste con el grueso pero rígido tronco arrancado por el mismo viento, es una imagen conocida y un ejemplo recordado. Son citas orientales que nos recuerdan la fuerza de esta virtud humana.La flexibilidad es estar abierto a la necesidad del cambio. Son muchas las cosas inesperadas que se presentan en la vida y controlar los acontecimientos nos resulta poco menos que imposible. Cuando ocurre algo que nos perturba, quizás sea un aviso de que debemos obrar diferentemente o tratar de mejorar en algún sentido.Pues bien; ser flexible significa que, en lugar de quedar afectados por las dificultades, las afrontamos como un desafío, dispuestos a llevar a cabo los cambios que sean necesarios.La flexibilidad significa que no siempre tenemos que salirnos con la nuestra. Estamos abiertos a las ideas de los demás, a sus pensamientos y sentimientos y justo porque somos flexibles estaremos dispuestos a cambiar de idea. Si algo no funciona, lo intentamos de otra manera.La flexibilidad significa reemplazar los malos hábitos por otros nuevos. Te observas a ti mismos y decides si necesitas cambiar de proceder. Hacer esto, no significa perder nada, sino crecer como persona, como ser humano.Cuando somos flexibles, nos adaptamos y amoldamos. Cambiamos y con el cambio surgen siempre nuevas posibilidades, aparecen nuevas formas y ocasiones. Nuevos modos de operar y acceder a la experiencia, nuevas formas de enfocar la vida.Lo contrario a la flexibilidad es el conservadurismo a ultranza, la rigidez. Sus consecuencias naturales son el disgusto, el enfado, la ansiedad.Muchas de las enfermedades de nuestra vida moderna, son debidas a la inconformidad y el estrés. La persona flexible, se aleja de estas dolencias.Solamente, el mero hecho de proponerse seriamente el aumentar la capacidad de nuestra flexibilidad, nos abre puertas a un mejoramiento general de nuestras circunstancias actuales y nos brinda la posibilidad, sea cual sea nuestra edad, de vislumbrar la vida como una maravillosa aventura.

LA COMPRENSIÓN



La sociedad humana no es un sistema perfecto en el que todos sus elementos estén ajustados mutuamente de modo conjunto y unido, sino que más bien está formada por personas cada una de las cuales tiene su índole especial, cada uno tiene su camino, sus objetivos y su destino. Por muchas que sean las mutuas relaciones que entrelazan a los miembros de la sociedad, cada uno tiene su propio centro que le hace trascender ese entramando. Además hay que añadir las fuerzas hostiles que actúan en cada uno y que no pocas veces hacen dificultosa y hasta llegan a destruir la convivencia. Por eso para que la convivencia social sea no solo posible sino fecunda se hace necesaria entre otras muchas cosas la comprensión.
Por ejemplo, en la calle se me acerca uno, me mira y veo que su atención se dirige hacia mí, que se “refiere” a mí… En el rostro leo que su actitud hacia mi es amigable o de aversión o que está perplejo… Entonces me explica la conducta que en una determinada ocasión tuvo conmigo y que a mí me sorprendió, y entonces lo comprendo y se me hace claro lo que antes no podía saber. Cada uno lleva un mundo interior, lleno de situaciones, disposiciones, emociones, etc., que en un primer momento están escondidos pero que pueden salir por medio de la palabra, la expresión… Comprensión es aquí saber leer y escuchar lo que se pretende en el interior, partiendo de lo observado exteriormente.
Y ¿qué ocurre cuando los demás quieren ocultar lo interior? Cuando están intranquilos y quieren aparecer serenos, dominando la situación. Entonces se podría hablar de la comprensión como de una perspicacia que nos permitiría por la expresión de los ojos o por pequeños movimientos dominados o en detalles de la actitud del cuerpo, etc., ver qué es lo que pasa detrás, qué es lo que esconde… Incluso se podría llegar a advertir que no solo oculta algo, sino que además muestra algo que no es, que quiere engañar, que finge, que muestra interés y es indiferente, etc. Compresión es entonces, ser capaz de mirar a través de ese conjunto de actitudes y descubrir lo que actúa en verdad y notar además la insinceridad.
Pero hay más todavía. Por ejemplo: alguien reacciona de un modo brusco en un momento. La comprensión significará ver como ese sentimiento encaja en el conjunto de su forma de ser. Así, en un tímido una reacción violenta puede ser una forma de protegerse, de ocultar su interioridad; mientras que en un grosero suele ser una manera de imponer su voluntad… Comprender es entonces descubrir esa conexión que acierta con el significado real de esas actitudes, gestos o palabras.
La comprensión además de percibir la forma de ser, también advierte lo ocurrido en el tiempo. ¿Por qué éste es tan asustadizo? Porque antes le hicieron daño… ¿Por qué es desconfiado? Porque le han engañado muchas veces… ¿De dónde le viene esa mirada tan despegada y a la vez tan expectante? Ha encontrado en su vida poca comprensión y tiene anhelo de ella… La comprensión significa saber entender también estas cosas.
¿Qué hacer cuando tratamos con caracteres poco comunes, con situaciones enfermizas, con destinos peculiares, ante los cuales la observación debe hacerse creativa para poder captar y penetrar esas rarezas…? Nada de esto es fácil… ¿Qué se requiere para aprender a comprender?
Existen personas que están especialmente dotadas para ello, que tienen una agudeza en la mirada, una finura de la sensibilidad, una capacidad de sincronizar con los demás que les permite superar esa distancia o extrañeza que hay entre las personas. A esto se añade un segundo elemento: la experiencia en la medida en que ayude a tener una mirada más clara, una sensibilidad más fina, una adaptación más rápida, un recuerdo de lo antes observado que de la clave para lo que ocurre ahora.
Podríamos añadir un tercer factor: evitar clasificar a las personas en clave de egoísmo: las que soportamos y las que no soportamos, los amigos y los no amigos, etc. La mayor parte de los juicios recíprocos en el fondo se reducen a esto: éste me resulta agradable y ése desagradable; a éste le puedo manejar y a ese otro no le puedo usar. Pero solo cuando salimos de la relación egoísta (que divide a las personas en dos bloques) e intentamos dejar valer al otro tal como es, sin introducirlo en el esquema de mis inclinaciones o aversiones, y le digo: “tienes el mismo derecho de ser tu mismo, como yo a ser yo mismo…” Solo entonces la mirada queda libre y puede aparecer la comprensión.

EL COMPROMISO




Aquella mañana Juan estaba desayunando en el bar de la facultad con un antiguo compañero inglés que estaba estudiando español. Hoy –comento su amigo extranjero, con alegría- he aprendido la diferencia que hay cuando se emplea la palabra “implicado” o “comprometido”. ¿Sabes cuál es la diferencia? Pues no exactamente, –respondió Juan con cara de perplejidad-.
Mira –continuó su amigo-, te lo voy a explicar con el desayuno que estamos tomando. ¿Ves estos huevos fritos con beicon? Si –contestó-; pues bien, existe una gallina gracias a la cual tu y yo estamos disfrutando ahora de este buen desayuno, en este sentido decimos que ella está “implicada” en este desayuno… Pero quien realmente se ha “comprometido” con este desayuno nuestro, ha sido el pobre cerdo que ha tenido que dejar su vida, es decir ha tenido que morir para que tu y yo podamos disfrutar de este estupendo beicon en el desayuno… ¿Comprendes la diferencia? Si, por supuesto que se entiende –respondió Juan con una sonrisa.
Esta anécdota no exenta de humor, nos sitúa ante una realidad habitual de nuestras vidas: el nivel de compromiso que adquirimos en los diversos campos de nuestra vida. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos realmente a dejarnos influir por algo o por alguien? ¿Qué grado o qué tipo de compromiso adquirimos con nuestras palabras o en nuestro actuar? Etc.
Es posible que hayas visto una película “Sólo ante el peligro“, se trata de un clásico de cine del oeste. En esta película Gary Cooper hace el papel de un sheriff al que todo el pueblo “le quería mucho”, pero que cuando se enteran que un foragido ha salido de la cárcel y va al pueblo a matarlo le dejan solo.
“Sus amigos” le van dejando todos uno a uno, con excusas más o menos justificadas, pero el hecho es que le abandonan. También su esposa le pide que huya, que no se enfrente, y que huya.
Al final se queda por responsabilidad y no por afán de gloria. Todo el miedo del mundo circula por su cuerpo pero siente un gran compromiso personal, ha de ser leal con su encargo de defensor de la ley al que se ha comprometido con su palabra.
Lo más duro para él es la incomprensión de su esposa a quien le dice: “Si huimos ahora, tendremos que estar huyendo toda la vida”.
Hace años vi una escultura en un pueblo asturiano. Se trataba de dos hombres dándose la mano y mirándose a los ojos con una sonrisa en sus labios. El que iba conmigo me explicó que así se hacían los contratos entre los hombres de honor en aquella tierra: bastaba darse la mano y comprometerse con su palabra. Eso bastaba, solo eso era suficiente, evidentemente porque había un sustrato antropológico (una visión del hombre) detrás que le daba fundamento… Fidelidad, lealtad, virtudes a redescubrir.

Como diría Molière, “todos los hombres se parecen por sus palabras; sólo las obras evidencian que no son iguales”. En este caso, son las obras, que no las buenas voluntades, las que ayudan a construir compromiso.

COHERENCIA




Un amigo médico, me contó no hace mucho, que los animales al igual que las personas tienen la capacidad de aprender lo que está permitido y lo que está prohibido. Por ejemplo, una rata -me decía- puede aprender a comer solo unos pocos trozos de comida si el investigador, tras una cantidad de bocados, da una palmada por encima del animal. Pero cuando el investigador deja la habitación, la rata come hasta que no puede más. Si la rata hubiera sido una persona, sería probablemente lo que solemos denominar una hipócrita. Otras especies de animales como los perros, además de aprender lo que está permitido y prohibido, pueden interiorizar este conocimiento de manera que llega a ser como una parte de él, independientemente de si alguien los observa o no. El perro es, en este sentido, “coherente”.
A lo largo de nuestra vida vamos adoptando diversas posiciones que hacen que nuestra actitud ante la vida cambie, que en una época algunos valores se subrayen con más claridad y fuerza que otros… Pero ¿está lo moral condicionado por el tiempo o lo trasciende?
Lo moral nos afecta desde dentro, desde el núcleo más central de nuestra personalidad, la moral es una interiorización de los valores que no está sometida al tribunal del tiempo ni al de las cambiantes circunstancias.
Es la moral la que rescata al tiempo y a las cambiantes circunstancias, la que ilumina e interpreta, y no es el tiempo lo que juzga de lo moral disolviéndolo en el devenir.
A no ser, claro, que queramos comportarnos como esa ratita de la que hablábamos al principio.

LA CORTESÍA




¿Qué es la cortesía? La gente vive reunida en poco sitio, en la casa, la oficina, los lugares oficiales, la fábrica, en la calle y su tráfico… Las vidas y las intenciones se tocan y entrecruzan constantemente unas con otras, de modo que surgen con frecuencia fricciones, irritaciones y conflictos que la gente razonable intenta solucionar ¿Cómo? Buscando formas que manifiesten el deseo de mantener una convivencia adecuada con todos a ser posible. Esto es la cortesía: una cosa cotidiana pero ¡qué importante en su conjunto!
Esto que ocurre instintivamente, por ejemplo, en la vida social de las hormigas, no ocurre así en la vida social humana ¿Por qué? Porque en el hombre actúa también el “espíritu”; y “espíritu” significa poder conocer la verdad, pero también poder errar, poder actuar equivocadamente. Por eso, tenemos que tener cuidado en la convivencia con los demás y estar vigilantes para que no se convierta en una lucha de todos contra todos. Pues bien, el conjunto de las cosas pequeñas que hacen posible el cuidado de las formas en el trato diario de unos con otros: es la cortesía.
¿En qué consiste el comportamiento cortés? Ante todo está la voluntad de establecer una distancia, de crear un espacio de libertad en torno a los demás: un espacio que nos defiende de la cercanía agobiante y que nos deja respirar nuestro propio aire. Se trata de honrar al otro: el joven al viejo, el adulto al niño, el fuerte al débil, etc… De honrar a todas las cosas profundas y tiernas que representan “vida”. El comportamiento que modera la soberbia y la violencia, que se adelanta y así evita las situaciones de tensión, de choque, de molestia u ofensa mutua… Ese comportamiento es cortés.
La cortesía es “forma”, actitud, ademán, acción que expresa el sentido y el respeto de la dignidad humana. La cortesía es bella y embellece la vida. Pero tiene el riesgo que acosa a todas las formas de sentido: volverse artificiales, falsas.
Además, nuestro tiempo añade otro riesgo a la cortesía, el de quedar aniquilada por lo científico-técnico, en cuanto que éste tiende a prescindir de lo superfluo de la forma y se lanza sin más hacía aquello de que se trata. En un mundo de plazos calculados con exactitud, de mecanismos precisos de regulación de personal, etc., la cortesía tiende a desaparecer. A veces se alcanza así una cierta corrección, y aparece una sinceridad y una amistad que no necesita de muchas palabras para convencer a los demás. Pero normalmente la “vida” sufre así. Muchas veces, tras la ausencia de cortesía por “motivos prácticos”, se oculta: pereza, indiferencia y agresividad.
La “vida” tiende a dar rodeos, necesita del tiempo, le gusta esperar. Por eso, la cortesía también requiere tiempo. Su ejercicio exige esperar, dar rodeos, hacer antesala… La cortesía trata de tener consideración, y por eso sabe dejar atrás lo propio. La cortesía trata de honrar la dignidad de todo hombre, y por eso, al percibir su debilidad y vulnerabilidad, sabe responsabilizarse de los demás.
También hay una cortesía en referencia a Dios. Por ejemplo, hay una actitud decorosa exigida para todo gesto, palabra y pensamiento que de algún modo se refieran a Dios… ¿Has pensado alguna vez en cómo conserva Dios a sus criaturas en el honor?¿Cómo Dios mismo respeta el hecho de haberle creado libre? El que todo lo puede, no obliga, no violenta, no asusta, no seduce… Sí, Dios es sumamente cortes: “Mira, estoy a la puerta y llamo” (Ap 3,20).

miércoles, 16 de julio de 2008

LA ALEGRIA




Los alegres... curanEra una máxima de Juan XXIII, el Papa «bueno»: - «Estar alegre. Hacer el bien y dejar cantar a los pájaros». También le gustaba repetir la frase que le salía del alma: - «Sed alegres… buenos… santos». El Premio Nobel de literatura, Neruda, escribía sobre la alegría : - «Como la tierra/ eres necesaria./ Como el fuego/ sustentas los hogares./ Como el pan/ eres pura./ Como el agua de un río/ eres sonora./ Como abeja/ repartes miel volando...». - La alegría hay que trabajarla… - La alegría nace del esfuerzo, del sacrifico, de la donación… - La alegría es consecuencia del amor, de la generosidad… - La alegría se alimenta de la bondad y del bien hecho… - La alegría verdadera… nace de la imitación de Jesucristo... De ahí la pregunta: - ¿Acaso se puede hacer el bien sin alegría? - ¿Acaso la persona alegre puede dejar de hacer el bien? El médico y escritor, F. Rabelais, que ejerció de cirujano en Lyon y con experiencia en cenobítica, afirmaba y con razón que: - «Las personas alegres... curan». Hermas, Padre apostólico romano, de principios del siglo II, autor de la obra escrita en griego, «El Pastor de Hermas.», que ejerció gran influjo sobre los autores cristianos posteriores, nos dice: - «Revístete de alegría… que es siempre grata a Dios. - Ten en la alegría… tus delicias... Porque toda persona alegre… obra bien y menosprecia la tristeza».

martes, 10 de junio de 2008

EL ACEITE DE LA VIDA


Fotograma de la película 'El aceite de la vida'
EL PASADO 30 DE MAYO MURIO EN WASHINGTON EL CHICO DEL ACEITE A LOS 30 AÑOS (29-5-1978/2008), +D.E.P. ¡QUE EN EL CIELO LE VEAMOS! NO OS PERDAIS ESTA GRAN PELICULA DEL AÑO 1992.

¿Recuerda 'El aceite de la vida'? Este filme contaba la historia real de un matrimonio (Susan Sarandon y Nick Nolte, en la pantalla) que —desesperado por la extraña patología que sufría su hijo Lorenzo y que carecía de tratamiento— ideaba una posible terapia, un aceite, enfrentándose a las críticas de los expertos. Ahora, casi una década después del estreno de la película, un equipo internacional de investigadores ha avalado la lucha del matrimonio: el aceite de Lorenzo sí retrasa el desarrollo de la enfermedad.
Aunque el trabajo ha despertado el recelo de muchos expertos, Augusto Odone, padre de Lorenzo, señala que tanto esta nueva investigación como la supervivencia de su hijo —incluso a pesar de que éste es incapaz de ver, hablar o moverse— prueban la eficacia del tratamiento, según ha declarado a 'The Washington Post' . Y es que ya han pasado casi dos décadas desde que a Lorenzo se le diagnosticara adrenoleucodistrofia (ALD, sus siglas en inglés), una patología hereditaria que, en la modalidad más severa —la que se detecta durante la infancia, como el caso de Lorenzo— provoca una degeneración neurológica lleva a un estado vegetativo y, en menos de 10 años, ocasiona la muerte. El aceite de Lorenzo El trastorno se produce por la acumulación de ácidos grasos de cadena larga en el sistema nervioso, que desencadenan un ataque a la mielina —la 'vaina' que protege a las neuronas— y, de este modo, se van ocasionando una serie de daños neurológicos (parálisis, pérdida de la visión, ceguera…). Actualmente, el único tratamiento aceptado es el trasplante de médula ósea, pero implica un elevado riesgo y, además, sólo se puede practicar en estadios muy iniciales de la patología. También se está investigando el tratamiento con terapia génica, mientras que otros expertos creen que controlar los niveles de los ácidos grasos de cadena larga puede detener el proceso neurodegenerativo. La hipótesis de los Odone iba en esta línea: introducir cierto tipo de ácidos grasos en la dieta podría reducir los niveles de ácidos grasos de cadena larga del organismo. Por eso, comenzaron a dar a su hijo una combinación de aceites —denominada aceite de Lorenzo—, que es lo que ahora ha evaluado la investigación, presentada el pasado mes de septiembre durante un simposio en la Universidad de Ghent (Bélgica). El estudio Entre 1989 y 1999, los autores siguieron a un centenar de niños europeos y estadounidenses de entre 18 meses y seis años que sufrían adrenoleucodistrofia en etapas muy iniciales —los exámenes neurológicos y las imágenes cerebrales obtenidas por resonancia magnética eran normales— y que fueron tratados con el aceite de Lorenzo. De este modo, se constató que aquellos participantes que seguían estrictamente el tratamiento y un régimen alimenticio determinado tenían un 73% menos posibilidades de desarrollar anormalidades neurológicas o cerebrales, comparados con los que no siguieron adecuadamente el tratamiento, por lo que los autores concluyen que el aceite retrasa la aparición del proceso neurodegenerativo. «No es un preventivo absoluto, sino que reduce las posibilidades de desarrollar los síntomas, pero no elimina el riesgo», precisa el director de la investigación, Hugo Moser, director de neurogenética en el Instituto Kennedy Krieger (EEUU) y en su día también escépcico acerca de la eficacia del tratamiento. Sin embargo, para muchos expertos en adrenoleucodistrofia estos resultados no despejan sus dudas acerca de la eficacia del aceite de Lorenzo. A su juicio, el diseño y duración del trabajo así como la ausencia de un grupo control —es decir, un colectivo de pacientes que recibiese un placebo o sustancia inactiva en lugar del aceite— hacen que los resultados sean poco fiables. Asimismo, la prestigiosa revista 'The New England Journal of Medicine' rechazó publicar este trabajo. El propio Morse reconoce que son precisos nuevos estudios. «La necesidad de llevar a cabo otros tratamientos sigue siendo crítica», aclara. Sin embargo, «mientras tanto es importante que dejemos que las familias y la comunidad científica sepan que hemos detectado esa respuesta positiva al aceite de Lorenzo».

lunes, 9 de junio de 2008

CAMPEONES

EQUIPO INFANTIL , NIARA A ,DE FUTBOL SALA DEL CLUB DEPORTIVO NIARA www.niara.es

miércoles, 4 de junio de 2008

EpC

No a la no Educación para la Ciudadanía

Cuando las palabras dejan de significar aquello que de entrada expresan y, sin embargo, pasan a expresar lo que sólo unos cuantos «iniciados» pretenden, entonces, estamos en condiciones de percibir que «el abuso del lenguaje es la primera forma del abuso de poder» (J. Piepper). Y, por desgracia, llevamos tiempo viendo cómo se confirma esto con nuestro errático sistema educativo, donde la mal llamada Educación para la Ciudadanía aparecía ya como una de las novedades de la Ley Orgánica de Educación, que debía ocupar «un lugar muy destacado en el conjunto de las actividades educativas», según su Exposición de Motivos, y que comporta la introducción en el sistema educativo de «nuevos contenidos», cuya finalidad consistiría en estudiar lo que es propio de «un régimen democrático» y, en último término, «los valores comunes que constituyen el sustrato de la ciudadanía democrática en un contexto global».
Si la somera justificación legal de esta nueva asignatura ya resultaba un tanto pretenciosa y alarmante, ahora, el principal problema radica en que su contenido reglamentario, tal y como aparece en el Boletín Oficial del Estado, no responde en absoluto a su propio enunciado. Éste exigiría un contenido concreto, ceñido a enseñar —desde la neutralidad constitucional, donde deberíamos caber todos— el marco jurídico-público español y, por tanto, la Constitución misma, con todo lo que significa, tanto desde el punto de vista de la identidad de nuestra unidad política española —donde radica la soberanía nacional, la Corona y la bandera, sí, pese a quien pese—, como desde el punto de vista organizativo y programático, con el consiguiente reconocimiento de derechos y libertades que, por ser previos a la Constitución, no pueden ser interpretados por ésta de un modo exclusivo, ni excluyente, porque, como no es quien los constituye ni los crea, únicamente puede reconocerlos. La lectura del contenido, los objetivos y criterios de evaluación de esta asignatura en sus dos modalidades, diseñadas para la ESO (3º y 4º), puede sumir al lector en la más profunda parálisis depresiva o, por el contrario, obligarle a tomar partido y exigirle no pasar de largo... es mucho y muy fuerte lo que aquí se ventila. Fundamentalmente, porque encierra un engaño manifiesto, disfrazado de un fingido «buenismo» universal, aunque —eso sí— obligatorio y vinculante. Expresión palmaria de dirigismo público, ideológico y totalitario.
El engaño consiste en que, so capa de una supuesta ética universal, se ha configurado una disciplina de contenido específicamente ideológico. Pero no de cualquier contenido ideológico, sino del que tiene el respaldo de la mitad —más o menos— de los representantes populares, que a eso le llaman algunos «régimen democrático» y que supone, claro está, aquello de que, «al que asome la cabeza, duro con él». Es decir, se pretende enseñar como ética universal, incuestionable y obligatoria —en la teoría y en la práctica—, una moral cívica exclusiva y excluyente de cualesquiera otras que legítimamente puedan caber en el marco constitucional, la que sustente las leyes vigentes, la del rodillo parlamentario, en lo que pueda tener de moral, si es que tiene algo. Ello no supone negar otras morales de fundamentos distintos, también religiosos, sino descalificarlas «sibilinamente», en su caso, por «incívicas», porque no son las aplaudidas por quienes ganan las elecciones y, según esto, no son por ello ni democráticas, ni cívicas. Para la ministra, «es necesario formar ciudadanos para nuestro sistema democrático», lo que, al parecer, justifica el dirigismo ideológico descarado que late en el contenido de esta asignatura. Por el contrario, es la democracia la que debe servir a los ciudadanos y no a la inversa, porque no es más que un medio (por cierto que, manifiestamente mejorable en muchos aspectos todavía hoy en España), mientras que los ciudadanos, todos y cada uno de ellos son fines en sí mismos, y cuando son ellos los que están al servicio de la democracia, mal asunto. Porque entonces estaremos como en el malhadado socialismo real, que precisa recubrirlo todo, hasta la forma del Estado, con una palabra mágica, «democrático», que es su mejor certificado de falsedad.
Por su parte, el pretencioso y absurdo «buenismo» se concreta en que se aspira a imponer una determinada actitud ideológica, un método postmoderno, donde lo que importa no son las decisiones mismas, sino cómo se adoptan éstas de la forma más irresponsable posible, es decir, entre todos, sin que nadie ose tener ninguna certeza verdadera de nada. Subyace en todo el planteamiento un marcado relativismo que es ya una opción ideológica precisa, disfrazado de falso respeto, o de no discriminación que —incluso, en contra de lo que ya ha dicho el Consejo de Estado— el reglamento, donde se establecen estos nuevos contenidos «educativos», tampoco diferencia de la desigualdad no prohibida y permitida, como la que viene siendo legítima, al menos, hasta ahora, entre hombres y mujeres. Y es que entre los objetivos de esta asignatura, se insiste desmesuradamente, también por la ley, en la igualdad de género, ocultando que debe tratarse sólo de una igualdad jurídica y de oportunidades, porque la igualdad aritmética y de cuota sólo coarta la libertad de los propios hombres y mujeres, y aspira a imponer lo que no es más que una verdad a medias y, por tanto, una gran mentira, porque no somos iguales. Me niego a serlo. Claro, que con esta actitud, yo no podría aprobar esta asignatura tan problemática... La libertad de las personas es una conquista de cada quien, que se gana con el tiempo, y sólo las personas libres pueden ser buenos ciudadanos. Por eso, el mejor modo de asegurar una buena ciudadanía, capaz de controlar responsablemente al poder público, es respetar al máximo la libertad ideológica y de expresión. Pero el Gobierno pretende justo lo contrario.
Además, el supuesto concepto de ciudadanía global del que parte esta imposición ideológica educativa, no tiene mucho que ver con el sentido que una recomendación del Consejo de Europa (C.M. 12/ 2002) da a una legítima y posible Educación para Ciudadanía, que sirva como marco de convivencia de un determinado ámbito social, y ello, a pesar de que dicha recomendación viene invocándose como pretendido fundamento externo de todo este montaje. Por eso, y con bastante papanatismo, algunos han intentado descalificar la actitud de la Iglesia Católica en España, por venir denunciando la gravedad del planteamiento de esta asignatura que, tal y como ha quedado reglamentariamente configurada, constituye una verdadera imposición ideológica. No se trata, por tanto, de ningún conflicto entre el Estado y la Iglesia, de poder a poder, en el que tenga que intervenir arcaicamente ninguna instancia europea, sino de un ataque del poder del Estado contra la sociedad española. Y la Iglesia, como expresión de la realidad social, que carece de todo podertemporal en la actualidad —a Dios gracias—, no se opone a la asignatura en sí, sino a su fraudulento contenido. Se ha llegado a decir por la jerarquía eclesiástica que sería tolerable y hasta deseable una educación para la ciudadanía que fuese realmente eso, a pesar de que algún destacado eclesiástico, más preocupado por dejar clara su postura que por defender su institución (a la que yo también pertenezco), haya querido ofrecer en este mismo periódico la cuadratura del círculo, al afirmar que «el Gobierno tendría que ser generoso y la Iglesia debería aceptar la asignatura»...
Finalmente, no debe olvidarse que los padres de los educandos son los responsables de la prestación educativa, por lo que tienen no sólo el derecho, sino también el deber de objetar contra esta falsa Educación para la Ciudadanía. Porque tienen que evitar que a sus hijos se les imponga que cursen una asignatura ideológica, cuyo planteamiento contiene todos los elementos de una cosmovisión, de una particular filosofía cutre, pero filosofía, que bien podría denominarse «des-educación para la tiranía». Y porque nada justifica hacer el juego a una maniobra gubernamental tan poco respetuosa de la libertad propia y ajena. Si no podemos nunca renunciar a nuestra libertad, tampoco a la de los demás. Nobleza obliga.
ISABEL DE LOS MOZOS TOUYA,
PROF. TIT. DE DERCHO ADMINISTRATIVO DE LA UVA.

lunes, 19 de mayo de 2008

DE CINE

DESDE SALAMANCA, EN EL PUNTO DE MIRA.

jueves, 15 de mayo de 2008

CAMINO AL CIELO

El Comentario del Evangelio adquiere un nuevo formato y desde este otoño estará conducido por el padre Jesús Higueras de la parroquia de Ntra. Sra. de Caná de Pozuelo de AlaRCON EN MADRID.

jueves, 1 de mayo de 2008

DERECHO A VIVIR




NACE UNA NUEVA PLATAFORMA POR LA VIDA Y LA MUJER

El próximo 4 de mayo se inaugura esta iniciativa de solidaridad entre mujeres para defender el derecho a la maternidad . La Plataforma por la Vida y la Mujer ofrece un espacio para el debate social ante la pretensión de algunos grupos políticos de legalizar el aborto mediante una ley de plazos. Será un espacio de comunicación para las mujeres que deseen compartir sus experiencias en torno al tema de los embarazos no-planeados. La Plataforma realizará actos todos los primeros domingos de mes en diferentes ciudades de España para sacar a la luz la opinión y las experiencias de ese 72% de la población(1) que conoce la gravedad del aborto y la magnitud de las secuelas que entraña y por ello se opone a una ley de plazos.
El desengaño. Acrilico de Noemí Marín.2007La Plataforma por la Vida y la Mujer ofrece también su página web (http://www.vidaymujer.es/) para informar de las acciones en curso de quienes defienden el derecho a la vida y a la salud de la mujer. Asimismo ofrecerá a la sociedad y a los medios un espacio para la "reflexión" y el debate en torno al aborto y para aclarar malentendidos y errores. Habrá un seguimiento de las noticias y de las respuestas del gobierno, partidos y CCAA. La Plataforma estará abierta a todos los que realicen iniciativas o quieran opinar sobre el tema del aborto y sus alternativas.Actos de Inauguración: Domingo 4 de mayo, Día de la Madre:¨ Madrid – Parque del Retiro (entrada Pza. de la Independencia) -18 horas.Intervendrán: Una madre adolescente, una superviviente del aborto y dos afectadas por el Síndrome Post-aborto.¨ Murcia – Glorieta de España - 19 horas.Intervendrán: un médico que hablará sobre diagnósticos de malformación fetal y amniocentesis y mujeres que darán testimonio sobre el Síndrome Post-aborto..Todos los actos se anunciarán mensualmente en la página web de la Plataforma, http://www.vidaymujer.es/, para información y participación de tod@s l@s interesad@s.

(1) Según encuesta de El Mundo de diciembre de 2007.


CoordinadoraPlataforma por la Vida y la Mujer



Tel: 627 985 688

martes, 29 de abril de 2008

EL PAPA EN LA ONU

El Papa en la ONU - Derechos Humanos, Dignidad y Libertad3/4

domingo, 27 de abril de 2008

EL ASCETISMO



En el hombre actúa algo que no se encuentra en el animal, algo tan real y activo que hay que estar ciego para no verlo: el espíritu.
Por eso en el hombre las tendencias, impulsos e instintos se mueven y actúan de otro modo, hasta el punto de que no se puede comprender la vida humana partiendo de la del animal. El espíritu los sitúa en una peculiar libertad. Y en esa fragua se hacen más fuertes, más hondos, consiguen un mayor grado de realización, de plenitud. Pero, y esto es lo paradójico, es como si entonces perdieran sus referencias biológicas (a las que estaban unidos) y quedasen como desvinculados, sin regla, y su sentido inseguro… Y por eso necesitados.
Es entonces cuando debe actuar el espíritu dando a las tendencias, impulsos e instintos un nuevo sentido. Y al situarse el espíritu dentro de ellos, les origina una hondura, un carácter y una belleza nuevas. De este modo las tendencias quedan ennoblecidas al ponerse en relación con el mundo de los valores y de lo personal, al quedar introducidas en el –ámbito de la libertad, de la responsabilidad y de la superación. Pero, también ahora, surge el riesgo de la exageración, de la antinatuarildad.
Efectivamente, vemos como el espíritu sano puede ordenar los impulsos y darles forma llevándolos a un plano más elevado, perfeccionándolos como lo que son, como tendencias. Pero, igualmente, el espíritu echado a perder puede hacer lo mismo con las tendencias, pero esta vez deformándolas y desnaturalizándolas.
De aquí surge una necesidad (que no tiene el animal): la necesidad de mantener las tendencias en una ordenación libremente querida y de esforzarse por superar la propensión (tentación o posibilidad) a la desmesura o a la mala realización… Esto es precisamente el ascetismo.
No se trata pues de ir contra la vida de las tendencias como si fueran malas (no lo son; más aún son fuente de energía esencial para la vida humana). Lo que la ascesis pretende es más bien ponerlas en el orden adecuado. Un orden que está determinado por las circunstancias (la salud, el trabajo, la familia, etc.) y cada día se presentan nuevas exigencias de mantenerse en orden… Eso es ascetismo.
La palabra ascesis viene del griego askesis que significa ejercicio, entrenamiento… en la correcta ordenación de la vida. Y la pista de entrenamiento de la vida (por así llamarla) tiene su orden de prioridades: 1º los esfuerzos cotidianos (como los de la vida física, familiar, etc); 2º los propios del trabajo; 3º los esfuerzos de relaciones personales y 4º los de desarrollo espiritual. Pero nuestras fuerzas y nuestro tiempo son limitados por eso debemos darnos cuenta de a que tareas hemos de aplicarnos. Debemos elegir y cumplir la elección; esto cuesta sacrificio y esfuerzo… Esto es el ascetismo.
Además quien conoce la dejadez humana sabe que también debe imponerse superaciones voluntarias para que luego la voluntad pueda cumplir el deber inmediato; camino este de libertad porque nos hace señores de nuestros propios actos… Esto también es ascetismo.
Con las tendencias espirituales (el impulso a adquirir influencias, prestigio y poder; la tendencia a la sociedad y comunidad; la inclinación a la libertad y al conocimiento) ocurre lo mismo: son importantes como impulsos que sustentan la afirmación propia del hombre y su despliegue propio pero también poseen esa inclinación al exceso, a actuar de modo egolátrico destructivo o intranquilizador. Por ello también requieren una constante disciplina… Esto también es ascetismo.
Así, hemos de aprender a considerar el ascetismo: como elemento fundamental de toda vida bien vivida, en la amistad y el matrimonio, en el trabajo y el descanso. Haremos bien en ejercitarnos en ello a la hora de poner mesura en el impulso; a la hora de dejar lo menos importante, aunque sea atractivo, para hacer lo más importante; a la hora de dominarse a uno mismo para alcanzar más libertad espiritual; etc.
Cfr. Muchas de estas ideas están inspiradas en R. Guardini, “Ética para nuestro tiempo”.

LA HUMILDAD




«Es una cosa que ha ido empeorando en casa de día en día desde hace ya tiempo —se lamentaba con amargura una chica de diecisiete años. Antes, mi madre tenía más autoridad, pero ahora está como arrinconada y apenas le obedece nadie en nada de lo que dice. La casa se ha convertido en una especie de pensión donde la gente sólo aparece para comer, dormir y pedir dinero. Cada uno vive a su aire, es frecuente que lleguemos tarde a casa sin avisar, y es raro el día que no discutimos. Mis dos hermanos pequeños han perdido el respeto a mi madre. Le llevan siempre la contraria, y alguna vez, en medio de esos enfados, han llegado a insultarla. Me duele ver cómo la tratan, pero no me atrevo a decirles nada, porque la verdad es que tengo que reconocer que yo a veces también he actuado bastante mal y no estoy en condiciones de echarles en cara nada. Mi padre está siempre fuera, desde que cambió de trabajo, y cuando llega a casa no está para nada. Además, como tiene un genio fatal, mi madre prefiere no decirle nada de los disgustos que le damos, y hace bien, porque creo que sería casi peor. Ella sufre mucho y soporta todo con una paciencia y una humildad admirables.»
Tendría que servir este ejemplo como experiencia para plantear bien las cosas desde el principio, porque la actitud de esa madre ni es paciencia ni es humildad, como pensaba su hija. No puede ser virtud dejarse avasallar de esa manera. De entrada y siempre, hay que exigir que a uno le traten con respeto, y eso no es orgullo ni vanidad.
Hay veces en que a una persona le toca sufrir un drama (familiar, personal, profesional, etc.) muy doloroso, y a lo mejor casi lo único que puede hacer es soportarlo todo pacientemente. Pero lo normal es que todos tengamos que dejar las cosas claras todas las veces que haga falta hasta conseguir que se nos respete.
Quien insulta, sobre todo si es con frecuencia, se descalifica a sí mismo. Y quien lo soporta habitualmente con gesto de víctima puede ser admirable o heroico, pero a veces resulta que es, más bien, simplemente un poco tonto o un poco tonta. Hay que poner la energía precisa para defender los propios derechos, y esto es compatible con la humildad. Habrá que buscar una solución concreta a cada caso, pero raramente la postura ideal será soportarlo todo y callarse eternamente.








Se suele decir que contra soberbia humildad pero no siempre tenemos muy claro que es la humildad.
Son muchas las personas —explicaba con gracia C.S.Lewis— que piensan que humildad equivale a mujeres bonitas tratando de creer que son feas, o personas inteligentes tratando de creer que son tontas. Y como consecuencia de este malentendido se pasan la vida intentando creerse algo manifiestamente absurdo y, gracias a eso, jamás logran ganar en humildad. No debe confundirse la humildad con algo tan simple y ridículo como tener una mala opinión acerca de los propios talentos. La humildad nada tiene que ver con una absurda simulación de falta de cualidades.
Se trata de un error bastante extendido, a pesar de que durante siglos se han alzando contra él muchas voces sensatas que venían a recordar cómo la humildad no puede violentar la verdad, y que la sinceridad y la humildad son dos formas de designar una realidad única. La humildad no está en exaltarse ni en infravalorarse, sino que va unida a la verdad y a la naturalidad.
Quizá por eso, para aclarar conceptos, podemos empezar por dejar claro primero lo que no es humildad:
- No se logra la humildad humillando a los demás (así, suele conseguirse habitualmente lo contrario).
- Ni eludiendo los legítimos y sensatos elogios a las buenas acciones de los demás, con la excusa de evitar que se envanezcan.
- Tampoco conviene a la humildad la continua comparación con otras personas, puesto que a una persona no le viene la justa medida por su relación con otras, sino, ante todo, por lo que de natural debiera ser.
- Ni consiste tampoco en echarse encima toneladas de basura. Porque, además, esas personas autoculpistas no suelen creerse lo que dicen.
- Tampoco es humildad esa triste y victimista actitud de quien dice “es que soy así” y se abandona a sus propios defectos sin molestarse en luchar por mejorar. Eso puede ser comodonería o inconstancia, pero nunca humildad.
- Por último, tampoco se trata de soportarlo todo.
Ya siento que haya sido un poco negativo (lo que no es) este post pero era una pequeña aclaración, que me parecía necesaria para seguir adelante.

EMPATÍA



“Cuando tenía veinticinco años fui a EE.UU para participar en una conferencia científica, y aproveché para visitar a mi abuela materna que tenía entonces ochenta años y que acostumbraba pasar el invierno en un hotel de Florida (…) Mi abuela estaba enojada conmigo ya que la relación con mi novia de entonces, Gabriella, hacía poco que se había terminado y mi abuela se había hecho ilusiones con tener biznietos. Varias veces me dijo que debería “hacer las paces con Gabriella”.
Un día se llevó la cámara a la piscina para hacerme una foto. Según su deseo me levanté y después me empezó a dirigir: “Da un paso hacia delante, no, mejor dicho, vuelve a donde estabas, no, no tan lejos, ponte al lado de aquella mesa”. Mientras tanto, se acercaban cada vez más gente a nuestro alrededor, que nos miraban mientras iba de un lado para otro. Una y otra vez la abuela aprovechaba para explicar al grupo, cada vez más grande, que este era ni más ni menos que su nieto de Suecia. Yo estaba cada vez más a disgusto en mi posición de víctima, pero intentaba poner buena cara. Finalmente la abuela bajó la cámara, sin haber hecho ninguna foto, y dijo con una sonrisa: “Stefan, tienes la cara triste ¿Sabes por qué? Porque echas de menos a Gabriella”.
La empatía es la capacidad de meterse en los pensamientos de otra persona. Incluso la abuela de Stefan tiene esta capacidad, aunque en esta ocasión estaba cegada por su deseo de tener pronto biznietos. Hemos de esforzarnos por empatizar en el trato con los demás y mirándoles a la cara, hacernos preguntas del estilo: ¿Cómo piensa? ¿Cómo quisiera que yo reaccionara? ¿Cómo se encuentra? ¿Qué le importa más ahora mismo? ¿Por qué ha dicho ésto? E intentar hacer pequeñas comprobaciones para ver si hemos acertado. Con el tiempo podemos adquirir gran maestría e intuir con rapidez como se encuentran los que conviven con nosotros.

jueves, 24 de abril de 2008

EJEMPLARIDAD



Ejemplaridad

Es una gran responsabilidad que tenemos a lo largo de la vida: ser un modelo para los demás. Porque la gente no suele hacer las cosas porque le digamos que las hagan sino que lo habitual es que hagan las cosas de esa manera porque han visto a otros actuar de esa forma.En nuestro entorno, es muy probable, que haya personas que nos admiran y quieren imitarnos. Un buen ejemplo en la familia, en el trabajo o entre los amigos, puede provocar un gran cambio en nuestro entorno.
El escritor Malcolm Gladwell en su libro “El detonante” debate el modo en que tienen lugar los cambios en la sociedad humana. Su conclusión es que los cambios de comportamiento a menudo ocurren porque ciertas personas clave en un momento empiezan a actuar de una manera especial y este cambio se reproduce en toda la sociedad como una forma de epidemia. Lo extraordinario de esta reflexión es que una sola persona podría cambiar el mundo.Según un conocido mio el mundo se divide en dos grandes grupos: los que dan bolígrafos y los que cogen bolígrafos. Los que dan bolígrafos son los que siempre dicen que les desaparecen y no saben donde lo han puesto y los que cogen bolígrafos son los que tienen el escritorio lleno de bolígrafos y dicen que la gente, por motivos desconocidos, los “olvida allí”. Fuera bromas, podemos decir que el mundo se compone de los que dan alegría, ejemplo, energía, etc. y de los que la reciben. Los que la reciben no parece que se fortalezcan y los que la dan tampoco parece que se debiliten. ¿En qué bando estamos? Nosotros vemos a los demás y los demás nos ven. Imitamos a los demás y los demás nos imitan. Influimos en la vida de mucha gente y mucha gente nos influye a nosotros… ¿Cuál es tu saldo positivo? ¿Qué aspecto predomina en tu vida?

viernes, 18 de abril de 2008

EL RESPETO



El Respeto

¿Qué es el Respeto? Existe un sentimiento de temor que a la vez manifiesta honor; existe un estilo de honor traspasado de amor. Una forma de temor que guarda distancia, que se prohíbe así mismo entrar demasiado. Quizás tenga su origen en el presentimiento de la grandeza de lo sagrado y en el anhelo de participar de esa grandeza junto con la preocupación de ser indigno de ella.
Respeto es cuando renuncio a tomar posesión y usar para mi provecho algo que solo así, en ese espacio espiritual del respeto, puede subsistir libremente y resplandecer.
Cuando el Respeto aparece en lo cotidiano, entonces se llama Atención, Cuidado. Así, por ejemplo, cuando tomamos en serio a alguien, cuando cuidamos lo que le es íntimo, lo que pertenece a su mundo privado… Y al revés, cuando se deshace una amistad o cuando se hace áspero el trato matrimonial, deberíamos preguntarnos si no hemos dejado de ser atentos, si en algún momento en el trato ha faltado el cuidado y el respeto necesarios, si nos ha faltado la Cortesía: esa expresión de atención que consigue hacer convivir a los seres humanos sin herirse mutuamente, más aún que alcanza del convivir plenitud y agrado.
¿Qué diferencia la Atención, el Cuidado y la Cortesía del Respeto? Las primeras son necesarias en todo lo humano; el Respeto se despierta ante lo Grande. Y ¿qué es lo Grande? Lo Grande aquí, no es lo cuantioso ni lo inmenso, lo Grande aquí es la fuerza de exigencia con uno mismo y el estar dispuesto a ponernos en juego por algo importante. Es amplitud de campo de visión y valentía de la decisión. Es aquello capaz de despertar el sentimiento de la magnanimidad en el espíritu.
Quien se encuentra con la grandeza lo tiene difícil porque se puede desanimar, bloquear. Pues ante la grandeza de otro me siento yo pequeño ¿Qué hacer? Solo existe una defensa: el Amor.
Efectivamente, ante las grandes superioridades el Respeto afirma: “él es grande, no yo…, pero es bueno que exista esa grandeza”. Solo este Amor puede hacer desaparecer la envidia y crear entonces el espacio espiritual propio del Respeto. Porque frente a la grandeza del otro, sino se la deja valer respetuosamente, surge el rencor que trata de hacerla pequeña.
Encontrar la gran realización donde quiera que esté, abrirse a ella y reconocer: “es bueno que alguien haya podido hacer esto“, esta actitud, nos descubre la situación cultural de una persona, su categoría espiritual aparece al observar cómo siente y con qué libre gozo responde ante la gran personalidad y la obra elevada.
Pero hay más. El Respeto ante lo Grande es un sentimiento natural, pero también lo es el Respeto ante lo inerme, el débil, el que sufre, el inexperto, el oprimido. La necesidad y el dolor humano ¡cuánto Respeto merecen! Recuerdo que de pequeños nos decían: “no te burles ante el mal ajeno, no sea que te pase a ti lo mismo”
Hay algo más. Parece como si todo respeto desembocara en el Respeto ante lo Sagrado. Lo percibimos cuando entramos en la iglesia; quizás por eso se construyen tan altas y tan espaciosas como invitándonos a entrar. Y entramos despacio y hablamos bajito… Una pregunta: ¿por qué a veces lo sagrado lleva a algunos a la rebelión, a la burla, a la irreverencia e incluso al insulto? Ninguno esta exento de este sentimiento, quizás forma parte de nosotros desde la rebelión original.
Benedicto XVI nos ha mostrado que el acto básico del Respeto ante lo sagrado es: la Adoración. Hay un gesto que expresa este acto: la Inclinación. ¿Por qué se da tan pocas veces este acto de Adoración? Si, hacemos peticiones, agradecimientos, también alabanzas, pero casi nunca Adoración. Y esto es esencial, porque adorar significa decir: “Tu existes y yo estoy ante Ti. Tú eres quien existe por esencia, el Creador, y yo soy tu criatura. Tu eres el Santo y yo en cambio no”.

POR LA FAMILIA


¿Quiénes somos?
El Foro Español de la Familia (FEF) es una confederación de asociaciones familiares de carácter civil, ámbito nacional y vocación internacional.
El F.e.F. nace el 23 de Julio de 1999 en Santiago de Compostela cuando varios centenares de representantes de diversas entidades - con objeto de cubrir en España la carencia de una plataforma familiar tal y como existen en otros países europeos- firmaron un DOCUMENTO MARCO para su Constitución como un FORO civil, no confesional, que aglutinara al mayor número posible de Organizaciones de familia.
Lo constituyen en la actualidad más de 5.000 asociaciones, agrupadas en 117 federaciones, 19 confederaciones y otras entidades que en total representan, estimativamente, a más de 4 millones de familias. Entre las Entidades más significativas están:
Asociación Católica de Propagandistas (ACdP)
Asociación Española de Profesores de Planificación Familiar Natural (RENAFER)
Asociación para la Renovación y Cultural y Pedagógica (ARCYP)
Asociación Universitaria NASCITURUS
Aula Familiar
Asociación de Telespectadores y Radioyentes (ATR)
Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA)
Cooperación Social
Desarrollo Integral de la Familia
Evangelium Vitae
Federació d´Associacions de Pares d´Escoles Lliures (FAPEL)
Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Centros de Enseñanza (FAPACE)
Federación de APAS de los Colegios de Fomento (FAPACE)
Federación de Asociaciones de Antiguos Alumnos de los Colegios de Fomento
Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Centros de Enseñanza Libre (FAPACEL)
Federación de Escuelas Familiares Agrarias de Andalucia
Federación Española de Asociaciones Pro-Vida (FEAPV)
Federación Española de Familias Numerosas (FEFN)
Federación Ibérica de Asocs. de Telespectadores y Radioyentes (FIATYR)
Fundación Hogar y Familia
Fundación Vida
Grup d'Entitats Catalanas de la Família (GEC)
HazteOir.org
Hogares de Santa Maria
Institución Familiar
Instituto de Estudios Familiares (IDEFA)
Instituto de Iniciativas de Orientacion Familiar (IIOF)
Instituto de Politica Familiar (IPF)
Plataforma Civica en Defensa y Promoción de la Familia
Plataforma Familiar de la Comunidad Valenciana
Plataforma de la Familia (PROFAM)
Unidos por la Vida
Unión Familiar Española (UFE)
Profesionales por la Ética (PPE)
Proyecto Mujer, Familia y Trabajo
SOS Familia